El siguiente texto es un fragmento fue encontrado
sobre la mesa de Frank Lloyd Wright, en forma de manuscrito, la mañana
en que murió. Se trata del prefacio que escribió para un libro sobre
arquitectura destinado a un público juvenil, que le había encargado un
editor británico para ser incluido en la colección “The Wonderful World of…”
Construir es un hecho que el hombre comparte con los animales, pájaros,
peces e insectos. Pero la arquitectura —la mayor de las artes— empieza
allí donde acaba la construcción animal y se impone el dominio del
hombre: su espíritu. Algunas formas de vida inferiores construyen por
instinto hereditario: las conchas del mar, los nidos de los pájaros, los
panales de las abejas, las ciudadelas de las hormigas. Toda esta
construcción animal es un regalo de la naturaleza. Entre tan apabullante
variedad encontramos, en la vida de las criaturas, indicios de
construcción con tierra muy anteriores a que la civilización humana
comenzara, o hubiera podido comenzar, a aparecer como arquitectura.
En el reino animal podemos ver como las formas siempre siguen a la
función. Pero el hombre ve la forma y la función como una misma cosa en
el reino imaginativo, donde el espacio toma cuerpo en el mundo de la
forma que llamamos arquitectura. Esta es la más grande consecuencia de
la vida del arte para la humanidad en la medida que el hombre procede de
su cueva aborigen en el camino de sus dioses hacia Dios.
Como el hombre —el salvaje— emerge de la cueva natural para construir
la suya propia, los orígenes de la historia de la arquitectura se
pierden de vista. Cuando se civilizó a sí mismo, adornó estas cuevas
artificiales al colocarlas fuera, sobre el suelo bajo el sol. Justo
después llegaron los edificios, de la voluntad del propio hombre. Creó
el espacio en el que vivir; no únicamente protegido de los elementos
sino también del resto de los humanos. Pero esto no fue suficiente: para
vivir satisfecho, esto es civilizado, se propuso hacer bellas estas
cavernas-edificio. Entonces nació la arquitectura.
Frank Lloyd Wright.
De esta manera es como quiero empezar la primera entrada de este blog, recordando a este gran maestro de la Arquitectura del siglo XX y precursor de la arquitectura orgánica, que en su vasta y reconocida obra, nos muestra como la arquitectura y la naturaleza pueden cohabitar sin la necesidad de que la civilización, por decirlo de alguna manera, haga a un lado el entorno natural, desafortunadamente a través de los tiempos, el hombre (como especie) no ha sabido convivir con el desarrollo y la naturaleza, anteponiendo sus intereses y dejando a un lado el equilibrio natural de su entorno. A esto debemos en gran medida los grandes cambios climáticos.
La arquitectura como una de las bellas artes debe ser sinónimo de creación, el arte de construir espacios perdurables en el tiempo, que cumplan la parte funcional y ademas el placer estético.
A nosotros como arquitectos o constructores nos toca seguir el desarrollo tomando en cuenta la grandeza de nuestro entorno natural, nos toca diseñar y construir el mundo actual y el futuro con la inteligencia de Frank Lloyd Wright.
"La arquitectura debe pertenecer al entorno donde va a situarse y adornar el paisaje en vez de desgraciarlo".
Este edificio, construido en tres niveles, se asienta en una roca sobre una cascada natural.
Su composición es horizontal, aunque algo compleja. El eje vertical queda definido por la chimenea que sobresale por encima de la cubierta. El edificio crece de dentro hacia afuera y se va extendiendo según las necesidades de sus moradores. Por lo tanto, puede modificarse, ya que en la arquitectura orgánica la construcción se concibe como algo vivo y que puede cambiar.
Iniciamos este blog esperando sea de su agrado y poder interactuar con ustedes, nos gustaría recibir sus comentarios.
¡Hasta la próxima!
La arquitectura como una de las bellas artes debe ser sinónimo de creación, el arte de construir espacios perdurables en el tiempo, que cumplan la parte funcional y ademas el placer estético.
A nosotros como arquitectos o constructores nos toca seguir el desarrollo tomando en cuenta la grandeza de nuestro entorno natural, nos toca diseñar y construir el mundo actual y el futuro con la inteligencia de Frank Lloyd Wright.
"La arquitectura debe pertenecer al entorno donde va a situarse y adornar el paisaje en vez de desgraciarlo".
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La Casa de la Cascada (1936-1937) Pennsylvania, Estados Unidos. Frank Lloyd Wright. |
Su composición es horizontal, aunque algo compleja. El eje vertical queda definido por la chimenea que sobresale por encima de la cubierta. El edificio crece de dentro hacia afuera y se va extendiendo según las necesidades de sus moradores. Por lo tanto, puede modificarse, ya que en la arquitectura orgánica la construcción se concibe como algo vivo y que puede cambiar.
Iniciamos este blog esperando sea de su agrado y poder interactuar con ustedes, nos gustaría recibir sus comentarios.
¡Hasta la próxima!